lunes, 25 de septiembre de 2023

Pacto educativo sí, ¿pero con qué contenido?

 Uno de los grandes temas que suele capitalizar los debates políticos relativos a nuestro sistema educativo es la necesidad de un GRAN PACTO EDUCATIVO. A nadie se le puede escapar que en los últimos años con los cambios de gobierno las leyes educativas han decaído a velocidades galopantes (no sé si tanto el trasfondo del sistema educativo). 

Siempre que escucho una tertulia política, a cualquier "mente brillante" se le ocurre hablar de la necesidad de pactos de estado (con ello se refieren a acuerdos entre los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE). A nadie se le puede pasar por alto que la existencia de acuerdos en democracia es un tema vital. Sin embargo, un buen acuerdo no tiene por qué consistir en mezclar cuidadosamente en un robot de cocina la mitad de planteamientos sobre educación que puedan tener los dos principales partidos de la izquierda y de la derecha.

A modo de ejemplo, me gustaría exponer lo que ha dicho el domingo 24 de septiembre de 2023 el actual líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. En mi opinión, un exabrupto nacido de la emoción que para un político produce el hablar delante de más de 40.000 personas (según las propias fuentes del Partido Popular). Sin embargo, resume muy bien las bases sobre las que se asientan las políticas educativas del partido que lleva gobernando en Castilla y León durante más de 35 años. 

Las palabras exactas del actual candidato a la presidencia del gobierno del PP son las siguientes: "Yo creo en esa España de ciudadanos libres e iguales, que empieza por el acceso universal a la educación competitiva y no ideologizada. Yo creo en el mérito y en el esfuerzo de la juventud española para aprender más, por saber más, por ser más competente" (Fuente: Youtube "24S por la igualdad de todos los españoles", 1:25:55-1:26:28).

Si nos damos cuenta, al actuar líder del Partido Popular le ha valido una única frase para despreciar los esfuerzos que desde la comunidad educativa, en la que también me incluyo como docente LGTBI, realizamos para luchar contra esa lacra que es la discriminación por razón de identidad sexual y de género. Eso a lo que llama "educación ideologizada" es también la que se propone enseñar educación sexual porque sabemos que sirve para frenar una de las mayores lacras de nuestra sociedad, que es la violencia contra las mujeres y hacia las personas del colectivo LGTBI, especialmente las personas trans. 

Cabe señalar que en el ámbito educativo todavía existe mucha incomprensión hacia las personas del colectivo LGTBI, especialmente en el caso de las personas trans y no binarias. Sin una formación adecuada, las profesoras y profesores de nuestros centros educativos carecen de las herramientas adecuadas que permitan  a los alumnos LGTBI superar en buenas condiciones de rendimiento académico, de salud mental y de bienestar social la etapa educativa. Por lo tanto, no podemos tolerar un pacto educativo que simplemente ignore esta realidad. 

En cambio, necesitamos una educación que garantice esa igualdad real y no esa idea competitiva y clasista sobre la educación que solamente pueden alcanzar los estudiantes del madrileño barrio de Salamanca y sus equivalentes en otras ciudades españolas. Estos alumnos pueden estudiar en reputados centros privados que se crean para ellos y solamente para ellos (segregándoles, por tanto, del resto de la sociedad al considerarse superiores).

En cambio, planteo un pacto educativo que se base en la educación pública de calidad para "todes les estudiantes". Un sistema que poco a poco vaya suprimiendo la educación concertada, que está mayoritariamente en manos de órdenes religiosas, y que se preocupe de crear centros de calidad en todos los rincones de España, por supuesto también en los barrios más desfavorecidos, con el objetivo de que la educación sea el ascensor social que debería ser y que lastimosamente no es.

Esta se trataría de una educación en la que también se fomentarían las habilidades sociales contrarias a una competitividad desmedida. También unas escuelas en las que se daría importancia al desarrollo creativo y al conocimiento de las ciencias humanas y sociales, teniendo en cuenta que también sirven como base para otros conocimientos más técnicos. Quiero unos colegios e institutos en los que, además de en las competencias académicas, se forme a ciudadanos que tienen que elegir en democracia y que, por lo tanto, deben conocer las bases de nuestro estado social, democrático y de derecho. Por último, aunque ya he insistido en ello, quiero unos centros centros en los que se fomente el respeto a la diversidad: escuelas libres de racismo, clasismo o LGTBIfobia y también libres de violencia contra las mujeres en todas sus variantes.

Toda la comunidad educativa, incluido los docentes, podemos participar en la construcción de un pacto educativo con estas características. No podemos dejar que hagan política por nosotros, nosotras y nosotres, y tampoco podemos olvidar que debido a nuestra tarea como educadores hacemos política educativa desde que ponemos un pie en el centro (consciente o inconscientemente). Por lo tanto, una obligación que tenemos como profesores es la exigir y también construir un pacto educativo que cumpla con estas características.

¡POR UN PACTO EDUCATIVO QUE NO DEJE A NADIE ATRÁS!



Os dejo también una conocida canción de Ojete Calor "Extremismo Mal", que no por casualidad tiene un videoclip escenificado en una escuela. Creo que la sátira que hacen viene muy bien para reflexionar sobre este tema.



4 comentarios:

  1. Gracias por defender el bienestar de los estudiantes y la no discriminación. No pertenezco a ninguna familia política, pero me hubiera gustado saber más sobre el discurso que mencionas, porque siempre me cuesta juzgarme con palabras fuera de contexto. Pero una cosa es segura y es que la cuestión de la educación/ideología merece ser profundizada porque es una parte integral de la problemática de la educación actual.

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  2. Yo tampoco pertenezco a ningún partido político, pero me considero una persona con una ideología política bastante clara. Muchas de las cosas que hacemos o que pensamos son puramente ideológicas (y no hablemos del contenido de una ley). De hecho, piensa que cuando una persona o partido político te dice que es "neutral", seguramente te esté ocultando su verdadero propósito para llevar a cabo una acción. En España ahora tenemos partidos políticos que llaman "adoctrinamiento" a la educación sexual y en diversidad o prácticamente delincuentes a los "no nacionales", por no hablar de otros ejemplos. Esto último no solamente es ideológico, sino que también es bochornoso. Sinceramente, me da miedo que personas que piensen así toquen el sistema educativo. Para mi (y te aseguro que para mucha gente) que la extrema derecha pinchara en las elecciones fue un motivo de júbilo y regocijo. Con esto, termino diciendo que todos los planteamientos que hagamos en educación son ideológicos (por ejemplo, educar en creatividad, educar en igualdad o en diversidad parten de una ideología, que no es lo mismo que un partido político). Simplemente hay planteamientos ideológicos que nos parecen adecuados y otros que no (también la educación segregada o elitista parten de un planteamiento ideológico, otra cosa es que nos parezca aberrante).

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  3. ¡Hola Gaby! Estoy totalmente de acuerdo con la radiografía que realizas de la actualidad política española, así como de inducir a los agentes de la educación implicados en el cambio de paradigma. El problema que yo contemplo es que este tipo de defensa que realizas se observa desde grandes partes de la población española como una ideología, entendida en el sentido decimonónico de "ideología de parte", es decir, un conjunto de axiomas que defienden los intereses de UN colectivo en detrimento de otros, dando lugar a un potente movimiento reaccionario que se contrapone y establece un relato alternativo, antagónico, frontal. En mi opinión, el trabajo debe comenzar por desdibujar ese "contra-paradigma" entendido como entelequia que los reaccionarios han construido para “defenderse”. Y esto pasa por atacar desde la raíz la conceptualización del planteamiento, evitar jugar la partida en el tablero que ellos colocan como ring, el “juego de los apellidos” izquierda/derecha, etc. Yo propongo actuar directamente contra la ideología (esta sí, de parte) que supone el patriarcado y con un afilado bisturí ir disociando los conceptos que pasan inadvertidos a nuestros ojos (como la educación basada en la competencia que acusas de Feijoo), como la distinción sexo-género, el concepto de performatividad de la teoría Queer, la interseccionalidad de las estructuras de opresión sociales, etc.
    En definitiva, creo que solamente haciendo un fino trabajo de cribado en su estructura conceptual caerá, por extensión, todo el castillo de naipes en el que asientan su franco egoísmo.
    Enhorabuena por tu blog, y gracias por tu activismo!
    Un saludo

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  4. Interesante entrada del blog. Entiendo que realizas tu análisis sobre la situación de la educación en España desde una óptica basada en la llamada filosofía de la sospecha de que cualquier propuesta que denuncie "ideologización" en el seno de la educación es ya se por sí ideológica, aunque lo enmascare. La cuestión, desde mi punto de vista, es qué se entiende por ideología. Si por ideología entendemos una cosmovisión de cómo debería ser el mundo, es evidente que toda propuesta educativa va a ser ideológica. Si por ideología entendemos una "conciencia falsa" de la realidad, entonces entenderemos como ideológica cualquier propuesta de pacto educativo que nos parezca que no refleja nuestra cosmovisión del mundo. Por último, si por ideología entendemos, en el sentido más plenamente marxista, una visión de la realidad que se presenta como axiológicamente neutra, objetiva o desprejuiciada en realidad lo que estamos es normalizando una visión del mundo que en realidad encubre relaciones de dominación que se presentan como "naturales" cuando en realidad son el resultado de decisiones humanas. Un ejemplo de esto se encuentra en los planteamientos liberales de "libre mercado" o en las visiones sobre las relaciones de género que afirman que no hay desigualdad de género porque las leyes "formalmente" reconocen la igualdad. Creo que el discurso de Feijoo es ideológico en el último sentido. No sé cuál es tu parecer. Muy buena entrada

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